Dios -> Otra perspectiva
En una constelación desconocida, habitaban 100 mil millones de dioses cuyo poder era increíble. Tenían la capacidad de crear lo que se les antojara. Su vida era eterna. Ellos eran perfectos (dejemos de lado la superficialidad y la vanidad humana), pues no cometían errores.
En esta constelación, todo era asombroso, vivían en un edén sumergido en la penumbra.
Nunca les faltaba nada, pues no lo necesitaban.
Todos lo dioses eran hermafroditas. Además, la idea de la masculinidad y la femenidad es completamente humana.
Para procrear no necesitaban aparearse. La idea del sexo tampoco existía.
La idea del día y la noche tampoco existía, pues es completamente humana.
Habían pasado más de 10.000 años creando galaxias, cuando en uno de ellos despertó un incontenible deseo de querer asesinar al resto de los dioses.
Cansado de lo mismo, cerró su ojo (los dioses sólo tenían un ojo), juntó sus manos y grtó:
MORTUS ILLUMINA ET AIL
y una luz brillante jamás vista cubrió la penumbra del edén.
Los dioses, cegados por el resplandor, se desintegraron y su alma se convirtió en polvo brillante (lo que hoy conocemos como estrellas).
La idea de quedar solo en un universo que ahora tenía luces que brillaban intermitentemente, lo mantiene feliz cada momento de su vida.
Un día, con su grandioso poder creó cinco seres diminutos y los puso sobre un planeta.
A uno lo llamó 'hombre' y al otro, 'mujer'.
Al los otros los llamó 'envidia', 'tristeza' y 'felicidad'.
A los dos primeros les dió características propias para distinguirlos. Además les dió el poder de reproducirse. También les dió un perdíodo de vida, uno que sólo el sabría la duración.
A los otros tres, les dió el poder de ser invisibles y, a diferencia de los humanos, les dió vida eterna. Además, les dió la misión de acompañar al hombre y a la mujer según cómo actúen. Ellos tenían que actuar de la siguiente manera:
primero, la felicidad acompaña al hombre y a la mujer; lugo, viene el turno de la tristeza; después, el de la envidia; y así sucesivamente.
Sin embargo, con el paso del tiempo, los tres seres invisibles no respetaron el orden que les dijo dios.
Así que desde aquel entonces, el hombre y la mujer tienen que prepararse para enfrentar a la tristeza y la envidia durante todo el tiempo que vivan.
Mientras tanto, dios observa a cada uno de los seres que creó y se divierte cada segundo de nuestras vidas.