Recordando mi paso por Traducción en la Universidad de La Serena
marzo,2003 a diciembre,2006
Mis compañeros y yo sentíamos que íbamos en una nave hacia un mundo completamente desconocido, lleno de letras y signos ortográficos que daban forma y vida a los sentimientos y a las emociones.Una vez que aterrizamos, nos encontramos con personas grandiosas que, con bondad infinita, nos estrecharon su mano y nos invitaron a conocer su gran mundo letrado. Nos enseñaron diversas técnicas y métodos para dominar las letras. Nos enseñaron muchas cosas, desde las más simples hasta las más complejas. Me enseñaron a amar las palabras, me enseñaron cómo tratarlas. No cualquiera puede tomar una palabra y luego utilizarla. Las palabras están llenas de vida, de connotación. Están vivas. Hay que tener cierta sensibilidad respecto de su uso. Hay que conocerlas. Tenemos que familiarizarnos con ellas. Las palabras están cargadas de fuerza. Una simple palabra puede robarte una sonrisa o sacarte una lágrima. Las palabras tienen forma, tienen sentido. Una palabra sin acento pierde parte de su belleza, una palabra mal empleada, no tiene coherencia. Las palabras embellecen al mundo, embellecen al hombre y a la mujer, dan forma al amor. Las palabras seducen, las palabras aman. Aprendimos que la victoria de un hombre no se alcanza en una guerra, ni menos en campañas, sino en la poesía misma.